¿Qué es el wellness?

Cuando tomamos como meta mejorar nuestra imagen, estado físico y estilo de vida, probablemente lo primero que pensemos sea en inscribirnos a un gimnasio, iniciar una rutina en casa o practicar algún deporte. Tendemos a creer que el equilibrio lo encontramos únicamente trabajando el exterior de nuestro cuerpo; pero la realidad es que necesitamos balancearnos desde adentro. Es aquí donde el protagonista es el Wellness.

Pero, ¿Cómo surge?

Para conocer sus orígenes debemos remontarnos a la mitad del siglo pasado. El Wellness o Wellness Movement fue desarrollado por Halbert Dunn, un estadístico norteamericano. Para él, el bienestar de las personas se basa en tres elementos: lo físico, lo mental y lo espiritual, rompiendo con la idea de que todo partía desde la salud o lo médico.

Este concepto se popularizó y extendió dos décadas después, hacia los años 70s, donde con el auge del new age, el wellness alcanzó lugares como spas, hoteles, servicios psicológicos, experiencias de viaje y rutinas de entrenamiento.

Sin embargo, es importante recordar que aunque su práctica se ha expandido, ha existido mucha renuencia al wellness en países occidentales, donde tradicionalmente no se incluye o no se considera importante el bienestar emocional y espiritual, o no al menos al mismo nivel que el físico/médico.

¿Por qué es importante entonces practicar wellness?

No solo conectamos facetas de nuestro día a día que tal vez dejemos de lado sino que podemos prevenir enfermedades, mitigar el estrés y vivir de forma más consciente.

¿El wellness es igual al fitness?

No, el fitness se refiere al bienestar netamente físico, donde se mejore y desarrollen cosas como la flexibilidad, postura, el peso, resistencia aeróbica, etc. Mientras que el wellness no sólo incluye todo lo anterior sino nuestras emociones, mente y ánimo.

¿Cómo colocar el wellness en práctica?

Primero es importante entender que se trata de un estilo de vida, llévalo a tu ritmo pero no pierdas el hábito, como en muchas rutinas la constancia es la clave.

Alimentación: Bien lo dice el adagio popular: «barriga llena, corazón contento», pero no se trata de comer por comer, sino de hacerlo de forma correcta supliendo las necesidades y cantidades que tu cuerpo requiere. No dudes en consultar a un experto para desarrollar un plan adecuado para ti.

-Rutina de entrenamiento: Cuando el ejercicio hace parte de nuestra vida, los cambios positivos se notan. Incluye opciones como yoga, calistenia o ejercicios de respiración que te conecten con tu interior.

En compañía es mejor: Lo sabemos, a veces cae bien estar solos y es importante hacerlo para conocernos a nosotros mismos, pero socializar es algo natural en los seres humanos y no necesariamente nos referimos a asistir a reuniones con amigos. Puedes tomar 10 minutos de tu día para llamar a quienes más quieres y saber de ellos, tu ánimo y salud mental o agradecerán.

Duerme: Si de repente te sientes irritable, con cansancio constante, tu piel luce apagada… ¿Seguro que estás durmiendo bien? Los adultos debemos dormir un promedio de 7 a 9 horas diarias y seguidas.

Detente y medita: todos los días hay algo para agradecer, sentir, recordar. Haz una pausa y conectate con tu interior bien sea en una meditación guiada si eres principiante o una normal.

Vive el presente: No todo se trata de trabajo, escuela, problemas o cosas por resolver, en medio del caos siempre habrá belleza, encuentra en las cosas sencillas el placer de vivir: disfruta un helado, una llamada, la lluvia, la compañía de tu mascota.

 

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